Hasta cerca de 4 000 hertzios, el filtrado permite al
cerebro orientarse hacia el análisis acústico de distintas zonas precisas; la
escucha de sonidos aún más filtrados corresponde a una experiencia prenatal, lo
que no significa con todo que el feto no oye los sonidos graves.
Según Alfred Tomatis, si el oído es funcional tan pronto
durante el desarrollo fetal, es porque su papel consiste en dinamizar el
sistema nervioso en estructuración; es para aprovechar esta competencia
primordial del oído en la fase prenatal que Alfred Tomatis empezó a utilizar
sonidos filtrados, ya que permiten aliviar el oído de su función de
discriminación de los sonidos.
Además, debido a la propia fisiología del oído interno, los
sonidos agudos provocan una estimulación nerviosa mucho más fuerte que los
sonidos graves: en efecto, las células ciliadas receptoras de los estímulos
sonoros son mucho más numerosas en las zonas de recepción y análisis de los
sonidos agudos que en las de los sonidos graves.
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