Se trata de una mujer de 66 años que sufre de hipertensión y
está medicada para ello. Tiene miedos recurrentes, depresión, ansiedad y
estrés. Hace dos años tuvo un ictus que le provocó parálisis en el lado
derecho, problemas para hablar y de equilibrio. Desde entoncces recibe
diferentes tipos de rehabilitación. Además, hace un año fue operada de cáncer.
Llega a la consulta ayudada con una muleta y su marido.
Después de realizar un test de escucha y otro psicológico
para ver sus niveles de estrés y depresión, comienza su primer programa de
escucha. Expresa su miedo a que le suba la tensión durante la escucha, por lo
cual, la medimos y, al finalizar las dos primeras horas su tensión es normal. A
partir de entonces el tensiómetro siempre ha etado a su alcance pero no lo ha
vuelto a usar.
Le aconsejo hacer diferentes ejercicios mientras escucha la
música. Por ejemplo, mover el pie izquierdo y luego el derecho. Continuando con
piernas, brazos, manos, boca y ojos de la misma manera. Primero de un lado y
luego del otro.
Al cuarto día del programa de escucha, deja su muleta.
Al sexto día, descubre que puede cerrar el ojo derecho por
primera vez después del ictus. Me lo dice incrédula. Más tarde veo que saca un
espejito de su cartera para verificarlo.
Los días siguientes siente que se va el adormecimiento que
sentía alrededor del ojo derecho.
Al décimo día sintió durante la escucha que se le relajaba
un músculo de la cara que había permanecido rígido desde el ictus.
El onceavo día pudo decir palabras que antes no le salían,
por ejemplo “Mitsubitshi” y similares.
Termina sus primeras 30 horas muy motivada por los
progresos. Notoriamente más tranquila y esperanzada y con ganas de empezar el
segundo programa.
RICARDO WOLTER BARCIA
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