Tras muchas pruebas efectuadas con otras músicas, los
resultados obtenidos utilizando la de Mozart son asombrosos, sea cual sea la
parte del mundo en que se haga: constatamos, en efecto, que en todos los
continentes esta música no solamente es muy bien aceptada sino que permite a
cada individuo restablecer su propio equilibrio interno.
Para comprender esta acción en el equilibrio humano, es
necesario recordar que la música se caracteriza por el ritmo –que afecta al
cuerpo–, la armonía –que atañe las zonas emocionales– y la melodía –que
solicita las estructuras intelectuales.
Idealmente, en la época clásica, estos tres parámetros
tenían que estar equilibrados, lo que era pocas veces el caso, uno u otro
predominaban siempre, y daban lugar, a causa de ello, a un discurso musical muy
particular; pues bien, en el caso de Mozart, parece ser alcanzó este
equilibrio, lo que puede también explicar el carácter universal de su música.
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