jueves, 7 de marzo de 2013

Trastornos psicomotores





Se trata de dificultades relativas a un retraso en la ejecución de gestos que no necesitan ser aprendidos culturalmente por una educación explícita, contrariamente a aquellos relativos a la dispraxia (como por ejemplo comer con cubiertos), y que generalmente llegan naturalmente con el tiempo (por ejemplo: andar, correr, saltar, marcar el ritmo con el pie o los dedos).
Estos trastornos implican pues la realización de gestos que tienen un carácter global a nivel corporal. Por ejemplo, los niños que presentan tales dificultades no conseguirán coordinar los brazos ni las piernas cuando nadan, correrán de cualquier manera, les costará mantenerse en equilibrio sobre un pie o bajar escaleras. Los trastornos de adquisición de las coordinaciones se asocian regularmente, aunque sea en distinto grado, a una dislexia.

El oído no es solo un órgano sensorial que capta los sonidos. Tiene igualmente una función motriz gracias a un órgano interno llamado vestíbulo. El papel del vestíbulo es dirigir los mecanismos del equilibrio. Debido a su acción directa sobre el vestíbulo, el Método Tomatis actúa directamente sobre la regulación del tono muscular y por lo tanto de la verticalidad, pero también sobre los trastornos de la lateralidad. Por otro lado, en asociación con varias otras partes del cerebro, el sistema vestibular desempeña un importante papel sobre los mecanismos de la coordinación y el ritmo. Por consiguiente, el Método Tomatis puede revelarse eficaz en los trastornos del ritmo y la coordinación
Por último, en asociación con el córtex cerebral, el vestíbulo está muy involucrado en la capacidad de navegación espacial y la formación del esquema corporal. Por eso el campo de acción del Método Tomatis abarca también los trastornos de la espacialización y del esquema corporal.




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